A mi bebé le lloran los ojos todo el rato. ¿Es normal?

Muchos padres acuden a nuestra consulta preocupados porque a su bebé le lloran los ojos constantemente. Es una situación bastante frecuente, y se debe en la mayoría de casos a una obstrucción del conducto naso-lagrimal. 

Este conducto, como su nombre indica, conecta el punto lagrimal (que puede observarse en el párpado inferior cerca de la nariz) con la fosa lagrimal. Este conducto drena las lágrimas producidas en el ojo hacia la nariz. 

Es por ello que cuando lloramos nos tengamos que sonar la nariz, ya que fluyen más lágrimas hacia la nariz. 

Cuando el conducto naso-lagrimal está cerrado, las lágrimas no pueden llegar hasta la nariz y se quedan estancadas. Por eso el bebé tiene los ojos llorosos todo el rato y la lágrima se le desborda y se resbala por su cara.  

Un problema sobreañadido es que estas lágrimas estancadas en el conducto pueden sobreinfectarse, formando legañas de color blanquecino o verdoso. 

Es frecuente que el conducto nasolagrimal se abra espontáneamente semanas o meses después del nacimiento. Para favorecer que esto suceda se debe realizar un masaje sobre la piel en la zona del conducto naso-lagrimal. 

Este masaje consiste en presionar durante unos 10 segundos en esa zona para que el aumento de presión desobstruya el conducto.  

En los casos en los que al presionar esa zona las legañas salgan hacia el ojo, estas se deben limpiar con un pañuelo y suero fisiológico. 

Esta maniobra se debería repetir 3 veces al día para tratar de desobstruir ese conducto cerrado. 

Si a pesar de realizar el masaje no se soluciona la obstrucción, el oftalmólogo infantil deberá realizar un sondaje del conducto naso-lagrimal.