Mitos sobre la alimentación y la visión
La alimentación es capaz de influir de manera directa en nuestra salud visual. Si bien es cierto que una dieta rica en vitaminas y minerales no es una cura para los problemas de la vista, sí se encuentra científicamente comprobado que una nutrición sana, balanceada y con los nutrientes adecuados es capaz de mantener la salud visual y se asocia con un menor riesgo de padecer problemas de visión. Además, una dieta rica en grasa, o comida basura, sin el suficiente valor nutricional, puede aumentar el riesgo de sufrir de cataratas y acelerar el proceso de la pérdida de visión asociada con el glaucoma.
Para una buena visión es necesaria una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes. Esto contribuye a mantener la juventud y la regeneración de las células de todo el organismo, algo que por supuesto beneficia directamente a los ojos. Sin embargo, se han creado mitos que tienden a exagerar los beneficios de ciertos alimentos o que pretenden hacerlos pasar por sustitutos del tratamiento médico y de la revisión oftalmológica periódica. Hoy vamos a aclarar de manera definitiva la verdad sobre los mitos más conocidos con respecto a la alimentación y su relación con la visión.
Zanahoria y buena visión ¿Mito o realidad?
La zanahoria es rica en vitamina A, que es altamente beneficiosa para potenciar la protección natural de la piel contra los rayos UV, y también causa el mismo beneficio en el tejido de los ojos. Los estudios médicos indican que la vitamina A es esencial para la visión nocturna, que suele ser especialmente deficitaria en las personas que sufren de miopía. Por lo tanto no es una idea descabellada pensar que una dieta rica en zanahoria puede ser buena para la visión. Y no sólo la zanahoria, la vitamina A también se encuentra en los melocotones, las espinacas y los tomates.
Leche materna y miopía
La miopía es un problema físico interno del ojo, que impide ver claramente los objetos distantes. Es un problema bastante común, tanto que la Organización Mundial de la Salud expone que en el mundo existen al menos 153 millones de personas con discapacidades visuales referentes a errores de refracción como la miopía. La creencia es que la lactancia, en este caso los nutrientes de la leche materna y en especial el calcio y la vitamina D3, son capaces de reducir el desarrollo de miopía en niños. Sin embargo, la ciencia ha confirmado que la única cura a la miopía es una intervención quirúrgica y que no existe ningún alimento que resulte mágico para prevenir su desarrollo. Por supuesto, hay remedios caseros que sirven para calmar irritaciones y aliviar ojos hinchados, pero son de uso tópico, como la manzanilla, no por vía oral.
Glaucoma y obesidad
Se dice que las personas que sufren de obesidad están más propensas a sufrir glaucoma, una de las principales causas de ceguera a nivel mundial. Varios estudios han logrado constatar este hecho al comprobar que un índice de masa corporal alto se relaciona directamente con una mayor presión intraocular y esto en definitiva aumenta el riesgo de padecer glaucoma y de acelerar la progresión de la enfermedad.
Lo que definitivamente no es un mito y sí tiene sustento científico, es que aproximadamente el 70% de las patologías oculares están relacionadas con problemas de nutrición y deficiencia de vitaminas y minerales. ¿Qué recomendamos? Una dieta equilibrada y nutritiva, rica en alimentos que aporten vitamina A (zanahoria, espinacas, tomates, melocotones), vitamina B (cereales y frutos secos), vitamina C (pimientos y cítricos) así como frutas como cerezas, fresas, manzanas, frambuesas y ciruelas, cuyo aporte de antocianidinas sirven para reparar las células nerviosas de las retinas, lo cual contribuye a contrarrestar el cansancio visual.